¿Has intentado alguna vez saber quién es tu enemigo?
¿Por quién muere tu compañero?
¿A quién le disparas?
Todo aquello pasó por mi mente cuando aún era un joven entusiasta de las fuerzas armadas. Suele suceder con los novatos, nada en especial, solo acaparé la atención del mando y por un momento, me sentí honrado de ello.
La historia comienza en el alzamiento de la primera victoria de la humanidad sobre los TUNGS. Recuperamos una de las bases principales, fundamental para la vida humana, quitamos del medio a un cuarto de millón de la especie y aniquilamos otro medio millón de crías ¿Quiénes son estos que tanto odiamos para utilizar el ejército a fuerzas desmedidas?
Nuestro primer contacto con vida extraterrestre fuera de la órbita terrestre. Y de verdad no son nada agradable. Intenta imaginarte una mantis de casi tres metros, con la capacidad de abrirte en dos pedazos en cuestión de segundos con el mínimo esfuerzo. Se reproducen seiscientas veces más rápido que cualquier otro insecto. Nacen en el estado adulto. Gobiernan las artes del combate terrestre y aéreo antes que su propio cuerpo, y su inteligencia desborda la media de un humano. Aterrador ¿verdad?
Créanme que mil millones de ellos son peor de lo que se están imaginando en este momento.
Esta es mi historia y de cómo sobreviví a estas criaturas.
Risk, fuera.
Hago una entrada triunfal en la primera sala del cuartel general. Sede central del pelotón dos cuatro cinco, en el espacio terrícola. Aunque la operación fue a gran escala desterrando de la luna a la migración de Tungs, los soldados me reciben entre vitoreo, aclamando solo mi nombre. Sabía que el rumor se correría con rapidez y no paraba de escuchar los murmullos exagerados de la hazaña. —Dicen que acabó con más de cien Tungs y destruyó la fortaleza el solo —escuché decir a uno. —En nuestro escuadrón afirman que eliminó a mil Tungs y una reina —Otro soldado los interrumpió—. Hizo más que eso, tomó por si solo la colonia. La hazaña había sido toda una proeza en el campo hostil de la tercera luna, pero los rumores eran ridículos y exagerados. No podía desmentirlos ni darles la verdad que debería, la moral estaba por las nubes y no sería yo quien dijera que nuestras bajas fueron tantas como las de ellos. A pesar de eso recuperamos territorio haciendo retroceder al enemigo y eso era una gran victoria para la humanidad. —¡Atención! Oficial en el área —gritó un soldado raso. Nos detuvimos frente al sargento primero. Un hombre delgado, de edad madura, canoso y en buen estado. Formé junto a la decena de hombres de mi pelotón e hicimos el saludo correspondiente.
Language | Status |
---|---|
English
|
Already translated.
Translated by Jeffrey Isfeld
|