Una historia de amor, orgullo y dolor que se desarrolla en una pequeña isla del Caribe en los albores del siglo XX.
Eva es una joven de buena familia que se enamora de Feran, de clase social inferior, bastardo y contrabandista. A pesar de que se juran amor eterno, el orgullo y la desconfianza los separarán y dejarán a Eva a merced de Tomás, que la desea como esposa.
Tendrán que pasar cinco años hasta que Feran y Eva se vuelvan a encontrar.
Solo cuando Feran deje atrás su orgullo, podrá recuperar el amor de Eva y terminar con su dolor.
Genre: FICTION / HistoricalEn apenas un mes que lo he publicado ya he vendido más de 30 ejemplares en papel.
Eva Espina miraba a su prima Sofía con rabia. Sabía que, a sus trece años, su prima la veía como un incordio porque no se mordía la lengua a la hora de decir lo que creía que estaba bien y lo que estaba mal. Su dulce apariencia, con sus largos cabellos rubios y sus grandes ojos azules, hacía pensar en una falta de carácter; pero su aparente dulzura escondía unos firmes principios que le habían sido inculcados por su madre desde su más tierna infancia. Odiaba las injusticias y no creía que por ser de una clase social inferior se fuera mala persona. A pesar de haber perdido a su madre hacía unos años, no había olvidado nada de lo que le había enseñado, así que escuchar a su prima Sofía hablar con desprecio de Feran y llamarlo bastardo, cuando días antes había visto cómo se besaba con él en el jardín de su casa, le parecía, como mínimo, hipócrita.
—¡No decías lo mismo el otro día en el jardín! —exclamó Eva visiblemente enojada.
Su prima la miró avergonzada por su exabrupto. Se giró hacia ella y le explicó en un tono que no admitía réplica:
—Querida, Eva. Te comportas como una niña; sin embargo, pronto te darás cuenta de que hay hombres para casarse con ellos y otros… para hacer otras cosas —terminó entre las risas cómplices de sus amigas, como si ellas conocieran algo que ella no supiera—. Está bien un poco de diversión. No obstante, cada uno ha de saber cuál es su lugar. No es solo que sea bastardo —murmuró como si hablara de una terrible enfermedad—, sino que también es un muerto de hambre y, por muy bien que bese, no es el partido adecuado.
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English
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Already translated.
Translated by Jeffrey Isfeld
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