La Habana, una de las ciudades más deslumbrantes del mundo, es la principal protagonista. En tres historias que se tocan y confluyen, aparecen a la luz (y a la sombra) personajes inolvidables, como un hombre rico que viaja a Cuba con frecuencia por placer, una estudiante universitaria de Estados Unidos, un joven escritor mexicano que recorre sus calles, una cubana que trabaja en la promoción cultural y se enamora de un extranjero, una filósofa y ex modelo cubana dispuesta a salir de la isla y experta en anécdotas sobre Fidel y el Che, un trovador del malecón que desprecia a Silvio Rodríguez, un hombre que improvisa insultos hacia Trump al ritmo de una canción cubana, una esposa que aprovecha el viaje marital para serle infiel a su marido con un mulato.
Un festín y goce literario.
Reciente se subió a amazon.
Viaje a La Habana
Salieron del departamento a las cinco de la mañana. Caminaron a la avenida con sus maletas arrastradas en mano; una grande cada quien, además él, mochila en la espalda, y ella, bolsa al hombro. Era suficiente para los cinco días que pasarían en Cuba. Después de unos minutos Javier estiró el brazo y se detuvo el primer taxi. El taxista bajó y los ayudó con las maletas; una en la cajuela, otra al interior, y sin más palabras, Javier dijo: al aeropuerto por favor. Andrea, en la parte de atrás, miraba por la ventana, la ciudad comenzaba a despertar con sus luces y autos, se llenaba de vida poco a poco. Sacó un pequeño espejo de su bolso, se aseguró que su rostro y su cabello estuvieran como tenían que estar, limpios y correctos. Miró sus ojos azules, y por debajo unas leves ojeras que no la hacían ver mal, hubiera bastado un poco de maquillaje, pero se sentía fresca con la cara libre de polvos. Acomodó su fleco rubio con los dedos de la mano derecha, después levantó las cejas viéndose en el espejito; un tic que tenía siempre, antes de cerrarlo. Javier platicaba con el taxista cualquier cosa; preguntó a dónde iban. Javier dijo que a La Habana. El taxista se conmovió, siempre había deseado ir a Cuba. Cuando llegaron al aeropuerto bajó sus maletas animoso y les deseó buen viaje, les dijo unas tres veces que tuvieran suerte y no dejó de sonreír, parecía que era él quien viajaba.
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English
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Already translated.
Translated by María Morales
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Italian
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Already translated.
Translated by Claudio Valerio Gaetani and Matteo Cattaneo
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Author review: Muy profesionales. Gran trabajo. |
Portuguese
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Already translated.
Translated by Bruno Paduan
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