Un asesino sin escrúpulos anda suelto, es Gabriel, pero... no, no está loco, aunque mata como si lo estuviera.
Nadie sabe por qué mata “ni él mismo lo sabe”. Aunque se miente. Es un asesino despiadado, no tiene patria, (no discrimina a la hora de matar) y actúa muy sarcástico. Él mismo nos cuenta su historia. Nos habla directamente y hasta nos intimida con amenazas anunciándonos de nuestra próxima muerte si le osamos cuestionar...
No le menosprecies, sabe en cada momento dónde te encuentras y con quién estás. Gabriel, es muy peligroso. Y solo él sabe “dónde y cómo tendrá que acabar su historia”. Es muy simpático, tiene buena conversación y sabe tratar bien a las mujeres, a ellas les encanta él, y hasta lo ven muy atractivo. Claro que, no saben con quién están tratando ni a quien van a meter en su cama.
¿Alguna de vosotras, lectoras, seríais capaces de invitarlo a cenar a vuestra casa? Quién sabe, tal vez él acepte vuestra invitación...
Esta novela no lleva demasiado tiempo puesta a la venta, por tanto no hay un varemo suficientemente exacto para medir, aún (o pese a todo) tiene muy buenas críticas y se ha mantenido entre los 100 primeros de su género desde que la publiqué en diciembre del año 2013.
Todo empezó hace menos de un año... Ah, perdón, que mal educado, soy..., Gabriel... para serviros... ejem, “Hace menos de un año que empezó todo... mi cabeza no aguantaba más, mi mente, parecía que en cualquier momento iba a estallar... ¡odio! no sabía por qué, pero, sentía odio... Era horrible, mirara donde mirara, solo sentía odio... un odio enfermizo, terrible e insufrible, que me llenaba... de rabia y cólera. No, no sabía qué me sucedía, era un odio inhumano, de inframundo... sencillamente, ¡Odiaba a todo el mundo!
Sin embargo, esa mañana me desperté bien... sin pensar, salí de mi apartamento “Bueno, vale, un cuchitril... ¡pero era mío, carajo!”, sin saber cómo ni la razón, subí dos plantas más. –Estaba como hipnotizado-.
Perdón, ¿No lo dije? (soy tan despistado).
No dudé, toqué el timbre y no tardó en abrirme mi vecina. Una cincuentona de muy buen ver y que por una cena se te abría de piernas que daba gusto, «y lo que no eran las piernas». -Vamos que se lo comía “todo”-, (incluida la cena, claro).
Reconozco que más de una vez, (tres o cuatro), la invité a cenar... ¡soy hombre! Esta vez no la iba a invitar a cenar... La primera cuchillada se la llevó en el vientre... bien abajo, casi haciéndole más grande su gran coño. Aún ella me sonreía, feliz de verme, «hasta que a sus entrañas le llegó el mensaje del frio del metal». Y sus puntos nerviosos se lo llevaron al cerebro, diciéndole que, algo no muy bueno, y sí, muy doloroso, estaba pasando allá abajo...
Language | Status |
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English
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Already translated.
Translated by Rafael Enrique Martínez Guerrero
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Italian
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Already translated.
Translated by Alessandro Balsano
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