En su segunda aventura, Francisco viajará hasta Londres y...
Richard Nixton inicia su andadura política en el mejor escenario posible. El Big Ben de Londres. Mientras los periodistas aguardan su llegada, él supervisa el emblemático reloj. Todo ha de ser perfecto para la sesión de fotos que impulsará su carrera. Pero tarda en regresar a la fiesta donde ha de anunciar su candidatura y su equipo corre a buscarle.
Está muerto. Los engranajes del reloj le han devorado, dejando escasas pistas de lo sucedido.
¿Qué ha pasado?
¿Quién ha planeado el magnicidio?
Por suerte, tres trabajadores se encontraban cerca del lugar del crimen. Tres testigos con características muy peculiares.
Uno es sordo, el otro es mudo y el tercero es ciego.
El primer caso de Francisco Valiente Polillas está en más de 50.000 dispositivos
I – Big Ben
Para bien o para mal, la mayoría de las personas acaban maravillándose con todo lo que brilla y con la luz que esos elementos arrojan sobre los demás. Aunque, debido a esa luminosidad contagiosa, muchos jamás se fijan en lo que se oculta detrás de su sombra. Porque donde hay luz también hay una espesa negrura alimentada por nuestras pesadillas.
*
El atronador sonido de las campanas indicaba a todos los londinenses, o al menos a quienes paseaban cerca del Parlamento Inglés, que era la hora del té. Aunque hacía casi más de medio siglo que la mayoría de los habitantes de la isla no practicaba dicha costumbre de manera regular y formal, los empleados del Big Ben, el símbolo de la puntualidad y de la pulcritud inglesa, estaban obligados a cumplir con un horario repleto de protocolos, tradiciones, y algún que otro ritual olvidado por el resto de la humanidad (o que jamás nadie supo de estos, ni se interesó lo más mínimo).
Los engranajes, aunque gigantescos, realizaban movimientos calculados al milímetro. Un detalle del que carecían muchos de los relojes calificados como «extraordinarios» —que no lo eran— y que no eran capaces de lograr, debido a la falta de sofisticación a la hora de fabricarse. Y ahí era donde encajaba el equipo de mantenimiento de aquella maravilla de la nueva era.
Language | Status |
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English
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Translation in progress.
Translated by PAOLA VILLAFUERTE
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Italian
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Already translated.
Translated by Anna Camagni
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Portuguese
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Translation in progress.
Translated by Jorge Steimback Barbosa Junior
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