La tierra de los Aesir se ha detenido. Por fin Odin vuelve de su largo viaje. Las noticias son tan malas como fortuitas. Las Nornas han revelado el nombre de la bestia que dará muerte al padre de todos. ¿Su nombre? Es llamado Fenrir. Tiene la forma de un can y no para de crecer. Dicen que a plenitud será capaz de morder cielo y tierra al abrir sus fauces por completo.
Las nueves son enviadas a cazarlo. Las más poderosas de las valkirias. ¿El resto? Todas se quedan a la defensiva de Asgard. Ante un inminente Ragnarok. Solo un grupo reducido es enviado por Freiya al Midgard a Aumentar el vasto ejercito de Einherjer. La tierra de los mortales es un mundo desconocido para ella. Tras renacer como diosas inmortales olvidan el pasado en la tierra de los hombres. Por eso son acompañadas por Disir. Ellas guardan su rumbo a las almas que se han ganado un sitio en el Valhalla. Su bravura les ha dado el derecho de pelear al mando de los dioses.
El camino de una de ellas deberá de torcerse cuando un alma errante se enlace y las hermanas de los cielos le volteen la cara. El regreso a Odin será más complicado de lo que ella supone. Cerrada las puertas del Bifröst por el guardián Heimdal.
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Según contaban mis hermanas, hacia un año había subido a los terrenos celestiales. No recordaban que sucedió, tampoco porqué fui seleccionada para tal placentero don. Solo era una agradecida por poder ser eterna y admirar sin fin la belleza única y esplendida de Asgard. El sol irradiaba sus primeros rayos en las tierras altas del mundo divino. Produciendo una belleza resplandeciente única. Por la noche las estrellas eran cercanas y admirables, y la luna cambiaba de tonos el mundo volviéndolo aún más esbelto y de ensueño. Tenía tanto tiempo de vagar por sus calles, cruzar las cascadas en puentes de cien pies de largo y admirar las torres que se perdían en la altura de las nubes. Y a pesar de mi esmero en reconocer cada rincón, se me hacía imposible llegar a aventurarme en cada uno. Llegué a pensar, cuando por fin me di por vencida, que era tan infinito como el dios que nos trajo aquí.
Con el Valhalla y los einherjer a las espaldas, abanicaba la vista mediante una baranda admirando al mundo. Diosas, hombres y Valkirias se desplegaban por cada sitio de Asgard.
Todo era paz y armonía, fiestas e historias. Las leyendas de los hombres revividos consumiendo el hidromiel de los aposentos. Nada paraba a los trovadores que cantaban y desenredaban la lengua sin igual en eternas poesías. Los recién llegados siempre traían prosas nuevas intentando ser vitoreados en su ascenso al deseado Valhalla. Lo que todo guerrero del Midgard deseaba alguna vez. Yendo feroz y decidido a las batallas sin miedo a morir, porque nosotras, las Valkirias estaríamos ahí para abrazarlos y recibirlos.
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English
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Translation in progress.
Translated by Benjamin Mares
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Portuguese
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Already translated.
Translated by Marcela Monte
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