Carlota e Isabel son las herederas de Naranjales Alcalá, una hacienda antigua y en muy mal estado ubicada a las afueras de Valencia que Isabel se propone restaurar tras su repentina y dolorosa ruptura con Luke.
Carlota llega a la hacienda arrastrada por su marido que quiere dejar atrás Nueva York y dedicarse a la vida del campo. Además, él cree que en el campo Carlota recuperará sus musas y podrá escribir otro Bestseller.
No está muy alejado de la realidad porque, una noche, Carlota e Isabel encuentran en las entrañas de la propiedad un antiguo ataúd.
¿Tendrá algo que ver el misterioso ataúd con las leyendas que giran en torno a la hacienda? ¿Será ese secreto capaz de despertar las musas de Carlota y de enseñarle el camino al amor a Isabel?
Te invito a servirte un café y a descubrir los secretos de esta historia...
02/01/2017 Amazon.com
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—Vamos a subir y llamaremos a Edward para que venga con algunos de los chicos para que investiguen más del pasadizo.
Isabel se puso en movimiento y se detuvo justo cuando iba a subir el primer escalón.
Se detuvo porque no sintió a su hermana seguirle los pasos y sabía que eso solo podía significar una cosa.
Cuando se dio la vuelta, Carlota ya había avanzado por el pasadizo alumbrando con la linterna de su móvil.
—¡Maldita sea! ¿Por qué los escritores querrán investigarlo todo por sus propios medios?
Isabel apretó con fuerza la maza y se introdujo en la negrura que estaba absorbiendo a su hermana a medida que iba avanzando.
Era un pasillo estrecho y la verdad era que Isabel no quería ver más allá de su nariz. Sentía que si se giraba, se iba a encontrar con una araña gigante, una serpiente y hasta con un alacrán. Casi podía sentirlos trepándose por su vaquero o calculando el momento de poder brincarle encima para atacarla y ella estaba a punto de soltar y grito escalofriante cuando se dio cuenta de que Carlota se detuvo.
—Hay otra pared —dijo.
—Apártate —le ordenó Isabel y esta hizo lo propio dejando que la decoradora descargara golpes que fracturaban una madera un poco más resistente y en un asombroso mejor estado que la otra.
Se necesitó un par de minutos más para poder echar abajo solo una parte de la misma.
Isabel fue la primera en cruzar y cuando Carlota pasó con la luz de su móvil, ambas se vieron a la cara con asombro porque no daban crédito a lo que veían.
Ante ellas, estaba el ataúd de mármol protagonista de la famosa leyenda que giraba en torno de “Naranjales Alcalá”
