Mi país, la República del Paraguay, una Nación que nació grande, fué fuerte, independiente y próspero, lo cuál desperto la envidia de naciones vecinas, las que se aliaron para hacerle guerra. Tres naciones, que prometieron barrer con mi país en tres meses, pero les salió cara la intención, les llevó 5 largos y durisimos años. Pero fué mi país, mi raza la que pagó el precio, sólo quedaron despojos humanos, mujeres desnutridas y enfermas, niños en extremas condiciones, y unos pocos hombres. Dios no quiso que el Paraguay se extinguiera, a pesar del terrorífico genocidio que habia sufrido y habia sido ocultado en la historia.
Este libro les recuerda que el Paraguay es Trigo y no Cizaña.
Peleamos dos guerras pero por motivos nobles, no por envidia, maldad o ambición criminal.
Genre: POLITICAL SCIENCE / Peacehttps://www.amazon.es/Trigo-ciza%C3%B1a-Mariscal-G-Vega-ebook/dp/B074XM97D3
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Hijos de la guerra
Las personas, nacimos en un mundo, manchado desde el origen con sangre. Se ha derramado tanta sangre, con tanta violencia en tantas guerras que es inevitable comprender que está en nuestro gen. Todos somos sobrevivientes de una u otra manera de crueles guerras.
En este libro expreso mi sentir hacia esta realidad, la realidad del espíritu bélico que cubre con negros nubarrones el planeta.
Se habla de paz, de ciencia, de avances de la tecnología y la educación, pero la sombra de la nube horrenda de la guerra, está siempre al acecho sobre todas las naciones. La única luz para la vida, es la luz pura de las Sagradas Escrituras, es cuando la conoces bien, sin ignorar la violencia humana, cuando comprendes que Dios tiene un plan.
La República del Paraguay, mi país de nacimiento, nació y se estableció en una de las épocas más duras de la historia de toda América.
El Continente era de vida salvaje y brutal en América del Sur, existían varias tribus, razas, muy distintas unas de otras en sus costumbres y culturas.
En la región salvaje del corazón de América del Sur, existía una tribu semi-nómada, la tribu de los Guaraníes.
Existían muchas otras tribus, las que estaban más al norte, la de los Mayas, Los Quechuas, Los Incas, adoradores de dioses, de muchos dioses, violentos y sanguinarios, practicantes de sacrificios humanos, donde sus sacerdotes comían el corazón de los guerreros de tribus enemigas vencidas.