El brutal asesinato con tintes sexuales de un joven turista estadounidense dispara las alarmas en la jurisdicción territorial de la ciudad de Roma. El comisario jefe de la Brigada Anticrimen, Francesco Rossi, sin apenas pruebas contundentes, inicia una concienzuda investigación encaminada a desenmascarar a los posibles asesinos.
Sus métodos, no del todo ortodoxos, provocan el rechazo de jueces y superiores, sin que él haga intención de corregirse. Hombre de carácter fuerte, seguro de sí mismo, aunque tremendamente humano, no cede ante las amenazas, más o menos veladas, de amigos o enemigos. Su particular visión de la justicia lo lleva a saltarse las reglas de continuo, lo cual le origina más de un quebradero de cabeza. A pesar de ello, es admirado por muchos, temido por bastantes y querido por los suyos.
Pronto su sagaz instinto le conduce a relacionar tan macabro crimen con el ámbito de los todopoderosos clanes mafiosos italianos. El primordial objetivo se centrará en descubrir la relación existente entre el fallecido y el oscuro entorno del crimen organizado.
Siempre ayudado por el inseparable inspector de policía, Filippo Russo, su mano derecha, llegará a contactar con il capo de i capi (jefe supremo de los jefes), en la isla de Sicilia: El Don de “Cosa Nostra”.
A partir de ese instante los acontecimientos se sucederán de manera inesperada. La verdadera dificultad estará en reconocer ¡quién es quién!
¿Le temblará la mano al enfrentarse al capo del hampa siciliana?... No es cuestión de valor, sino de inteligencia.
Genre: FICTION / Mystery & Detective / Police ProceduralEl libro ha despertado gran interés desde la preventa y sigue vendiéndose bastante bien. Ha sido número. 1 en varias listas del Top 100 de Amazon.es y Amazon.com.aus. En poco tiempo ha alcanzado más de 300 descargas, solo en la plataforma de Amazon.es. Ya está publicada la segunda novela con otro nuevo caso del Comisario Rossi, estando la tercera en proceso de elaboración.
Creo que es una saga que puede tener un buen mercado internacional, de ahí mi interés en traducirlo a otros idiomas.
Apenas si tuvo tiempo de abrir la puerta cuando se vio avasallado por el inspector Filippo que, sudoroso y excitado, vino derecho a la mesa como locomotora sin freno.
―Señor comisario, tiene que venir conmigo de inmediato.
―¿No te enseñaron buenas normas en el colegio? ¿Qué forma es esa de entrar?
Si algo no soportaba era la falta de modales entre mis subalternos. Un jefe siempre será un jefe, y como tal hay que tratarlo, suceda lo que suceda. Bastantes años de carrera y penalidades me había costado conseguir el puesto que ahora ocupaba en la Polizia di Stato[1], solo por eso, ya merecía un respeto. Además, la reciente conversación con Chiara me había puesto de un humor de perros. Desde su entrada en el despacho decidí que él sería el chivo expiatorio de mi irritación.
―Disculpe, jefe. Es que el asunto es importante.
―¿Qué puede ser tan grave como para negar el saludo a un superior?
―¡Que le parece un asesinato! ―se justificó con descaro―. Cuando te despiertan a las seis de la mañana para que veas a un tipo degollado se te olvidan todas las normas de cortesía.
―A ver si también yo voy a olvidarlas y te echo del despacho a puntapiés, «so zopenco» ―grité enfadado, aun reconociendo la importancia del caso―. Sal ahora mismo de aquí y vuelve a entrar como lo hacen las personas.
Regresó sobre sus pasos, mohíno y refunfuñando entre dientes, y cerró la puerta para volver a abrirla, una vez le di permiso para entrar.
―Y bien… ¿Decías?
―Que debería venir a ver el cadáver, aunque le recomiendo que no desayune antes. No es un espectáculo agradable.
[1]Policía del Estado.