Por el título: “Ruiseñores y otros relatos”, sabemos que “Ruiseñores” es uno de ellos, al leer “y otros relatos” podríamos creer que hay algunos más, y es así, en este caso, algunos, son cuarenta y uno más. Este número de historias, permite gran diversidad de temas y personajes. Son narraciones de hechos reales o posibles, que, a pesar de su brevedad, nos transmiten, no solo acontecimientos concretos, sino las características de los personajes y el contexto.
En esta selección de relatos, Carmen Soto, narra con frecuencia en primera persona, tanto si la voz es del protagonista, como si es testigo de lo que acontece. Con este recurso, el personaje se expresa desde dentro de la historia, aporta con su “habla” mucha información, y facilita que nos identifiquemos con sus vivencias.
Carmen Soto narra cada relato desde la mirada del personaje sea cual sea el tema. Lo vemos claramente en el primer relato. Los dos protagonistas, viven, sin pretenderlo, una experiencia ritual amazónica. Cuando, muchos años después, uno de ellos se la recuerda al otro, lo cuenta como lo vivieron: “Del caldero traen una bebida caliente en una vasija, y todos bebemos de la misma varias veces”. No hablan de ayahuasca, o guanto… ellos han bebido, esa es su experiencia. Y lo que ven, la realidad amplificada, no lo atribuyen a los alucinógenos.
Carmen Soto, desde que aprendió a leer es entusiasta del cuento. Ha querido que en el título de la obra esté presente el relato, aunque ya sabe y se alegra, que no sea necesaria ninguna defensa. El relato es, cada vez, más valorado en literatura.
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Prólogo
Los ruiseñores de Carmen Soto
Supe que Carmen Soto era una escritora de verdad, y no una simple aficionada o una diletante que sólo pretendía pasar el tiempo, cuando me envió un relato desde la clínica en la que estaba hospitalizada. Carmen llevaba ya varias semanas allí, y su situación ―por lo que sabíamos― no era nada fácil, pero un día consiguió escribir un relato en la misma cama, tal vez con el suero conectado en vena y quizá mareada y molesta por la medicación. Pero de algún modo que no consigo explicarme, Carmen logró reunir la energía y la concentración necesarias y escribió la historia. De eso hace ya bastante tiempo, así que no recuerdo bien cuál era el tema del relato, pero sospecho que es uno de los relatos que ahora ha reunido en este volumen. Y ya que estamos, me pregunto si ese relato escrito en una clínica será “Los espejos”, esa fascinante historia sobre la hija de un psiquiatra que no puede evitar escuchar a escondidas las conversaciones íntimas de sus padres. Y no sé por qué, me parece que el personaje de esa niña curiosa y enigmática, y que a veces teme no verse reflejada en los muchos espejos que hay en su casa, tiene mucho que ver con Carmen Soto, la autora adulta de todos estos cuentos, y que es tan curiosa y tan aficionada a despejar las incógnitas de la vida como lo era su propio personaje infantil.