Un camionero sufre un accidente de madrugada cuando regresaba a casa. El pesado y largo vehículo cae por un barranco y el conductor tiene la suerte de salir despedido antes de que el camión se hunda en un conocido pantano. Es rescatado malherido y llevado a un hospital, en donde permanece más de veinte días en coma clínico. Simultáneamente al accidente, en el extremo opuesto de ese mismo lago, otro hombre es asesinado.
Cuando al fin el camionero sale del coma no se reconoce ni a sí mismo y menos a aquellos que afirman ser su familia y, además, asegura vehementemente que él es otra persona.
Finalmente, curadas sus heridas físicas, termina en un hospital psiquiátrico y allí pide escribir un relato de lo que él asevera que ha sido su vida en los meses previos a su actual situación.
Naturalmente le dejan que ponga por escrito sus supuestas vivencias.
Cuando su psiquiatra lee lo que el paciente ha relatado siente el apremio de comprobar lo que, para su sorpresa, tiene atisbos de razón.
En poco tiempo, en contra de la lógica más simple, las afirmaciones del supuesto loco van confirmándose una a una; el neurólogo pierde la mayoría de sus aprendidas convicciones y se da cuenta de que esa historia no tiene por qué tener un final previsible.
He vendido muchos ejemplares en años anteriores y ahora está en el número 161 de fantasía contemporánea..
Un camionero sufre un accidente de madrugada cuando regresaba a casa. El pesado y largo vehículo cae por un barranco y el conductor tiene la suerte de salir despedido antes de que el camión se hunda en un conocido pantano. Es rescatado malherido y llevado a un hospital, en donde permanece más de veinte días en coma clínico. Simultáneamente al accidente, en el extremo opuesto de ese mismo lago, otro hombre es asesinado.
Cuando al fin el camionero sale del coma no se reconoce ni a sí mismo y menos a aquellos que afirman ser su familia y, además, asegura vehementemente que él es otra persona.
Finalmente, curadas sus heridas físicas, termina en un hospital psiquiátrico y allí pide escribir un relato de lo que él asevera que ha sido su vida en los meses previos a su actual situación.
Naturalmente le dejan que ponga por escrito sus supuestas vivencias.
Cuando su psiquiatra lee lo que el paciente ha relatado siente el apremio de comprobar lo que, para su sorpresa, tiene atisbos de razón.
En poco tiempo, en contra de la lógica más simple, las afirmaciones del supuesto loco van confirmándose una a una; el neurólogo pierde la mayoría de sus aprendidas convicciones y se da cuenta de que esa historia no tiene por qué tener un final previsible.
Language | Status |
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English
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Already translated.
Translated by Ana Maria Castroviejo
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Portuguese
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Already translated.
Translated by Carlos Abalamatos
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