Hay alguien detrás nuestra que nos dice que en algún lado existe otra persona en el mundo que vive una vida paralela a la nuestra, que siente lo mismo, que tal vez hasta está haciendo lo mismo en este momento. ¿Pero qué pasa cuando dos líneas paralelas se encuentran? Pasa lo imposible y lo que no debe pasar. Si la alma gemela existe y si sentimos ganas de encontrarnos con ellas, eso no quiere que decir que el encuentro nos facilita la vida o nos da soluciones. El narrador de esta novela nos va desvelando su encuentro con Raquel, su alma gemela, con él descubrimos como dos personas nacen en una misma ciudad, casi el mismo día, se casan con seres parecidos, dan los mismos nombres a sus hijos, y escriben libros muy parecidos, sin haberse visto o encontrado hasta tener cuarenta años. Cataclismo existencial, esta experiencia sólo sirve para desplazar más al exilio de estos dos personajes. Raquel Dice (algo enteramente inesperado) es un viaje a los límites de la lógica.
"— ¿Te acuerdas del pobre con chilaba que pedía limosnas al lado de la escuela?
—El de la esquina.
—Dos esquinas y en medio la escuela, la puerta metálica negra.
—Me acuerdo que corrías a darle una moneda antes de que cerraran la puerta, llegando siempre el último a clase.
—Quería dormir un poco más, en mis sueños siempre estabas tú.
—Bailaba.
— ¿Te acuerdas de las reglas con las que nos pegaban en las manos?
—Y decían «Met la main» y después la mano automáticamente iba hacia atrás cuando la regla se acercaba.
—Y otra vez «Met la main» como si lo más normal fuese que a un niño le gustara recibir palos.
—Y todavía tenemos una buena memoria de esa escuela.
— ¿Quiénes somos?
—Somos los de la memoria.
—El pasado es ese cuento que cambia sin parar."
"Una novela (que es un ciclo de novelas) en castellano escrita por un autor sefardí siempre es algo original, pero en este caso, hay algo más. Mucho más: Amor y exilios es una novela escrita por un poeta y eso siempre se nota. Y no sólo en el modo de abordar los sentimientos, o la textura de las situaciones, o los matices humanos que van componiendo una trama de distancias que se amplían y se acercan. La mano del poeta se nota sobre todo en el conocimiento del peso, el valor y la fuerza de cada palabra, componiendo un resultado a la vez duro y sutil.
Si os gustan los libros en los que la trama se centra en la lucha interior de un personaje, como por ejemplo los Puentes de Madison, no os perdáis esta novela de Mois Benarroch. No es una novela romántica aunque se hable de amor, ni una tragedia, aunque trate de lo irreparable. Es otra cosa.
Mois Benarroch es israelí, sefardita, y su modo de escribir en nuestra lengua, porque la obra está originalmente escrita en español, tiene un sabor peculiar que une ecos antiguos con la vibrante actualidad, la eternidad de la historia que nos cuenta. A veces parece una crónica y a veces una entrevista, a veces un romance en prosa, y a veces una página de sucesos, pero sin perder nunca el pulso narrativo característico del autor.
Amor y exilios ( ciclo que incluye las 7 novelas: LA CATEDRAL, EL LADRÓN DE MEMORIAS, RAQUEL DICE, EL EXPULSADO, EL EMPAPADO, RENÉE, MURIEL) habla de personas que se alejan por las circunstancias y que al mismo tiempo se acercan en el sentimiento. De un reencuentro, del imposible olvido, de la lucha a muerte entre el amor y la lealtad, entre la obediencia debida a las circunstancias y la vida real y las esperanzas, los deseos o las fantasías de los que esperan algo más de la vida.
Amor y exilios es la historia de cómo unas personas que procuraban no pensar en ello se dan cuenta finalmente de que la vida pasa y no son capaces de encontrar el modo de disfrutarla o hacerla plena, porque es tarde ya tanto para el amor como para el olvido. El encuentro no es un encuentro completo, porque el escenario de su memoria ha ido desapareciendo con la emigración y el tiempo. La separación tampoco puede ser completa porque hay personas que están más en nuestro destino que en nuestra biografía.
Quizás la idea central de esta novela, que recorre las calles del imaginario judío en el exilio, sea que nuestros sueños, nuestros anhelos, permanecen emboscados esperando una ocasión para saltar sobre la realidad y desvalijarla.
Y los sueños no perdonan.
Y los sueños tienen una puntería acojonante…"
Javier Perez
Genre: FICTION / Romance / ContemporaryJack Kerouac se pasó la vida corriendo carreteras, Kafka nunca salió de su oficina: dijo que si te quedas sin hacer nada el mundo termina al fin por descubrirse ante ti. Kerouac fue a buscar el mundo en los caminos y en los locos. Los dos murieron a los cuarenta años sin encontrar nada del mundo. Y yo…
Yo tengo cuarenta años y lo que quiero es morir, lo que quiero es no seguir, lo que quiero es no decidir, ni entre la idea de Kafka y la de Kerouac, entre K y K. Ni siquiera quiero no decidir nada como Kertész. Quiero morir. Estoy solo y el mundo ya no me interesa…
No me interesa lo que escribo, ni lo que no escribo, lo que queda por escribir, ni lo que no voy a escribir si me muero hoy. Nada. El único que llegó a algo con esto de las palabras, si es que creemos en la Cábala, fue Elohim, o Jehová, que primero escribió al mundo y desde el programa de sus palabras lo creó. Pero ¿se puede considerar este mundo un gran éxito?
Tal vez los que se acercan a esa posibilidad, la de crear algo con las palabras, los que se acercan a la posibilidad de ser Elohim, viene alguien y se los lleva a otro mundo, a los cuarenta años, como le pasó al cabalista Yisthak Luriah Haari, o al Baal Shem tov, y otros tantos muchos, muchísimos, como Rabbi Nahman de Braslav, Kafka, Kerouac, que se mueren a los cuarenta años, o muy cerca, a los treinta y nueve o a los cuarenta y uno; debe de ser un número mágico el de los cuarenta, y yo…
Yo no es que esté cerca de crear un mundo, y no es que me crea tan buen escritor o místico como los citados, no es eso, es que me he cansado de publicar libros, y no puedo soportar ninguna crítica. Si escriben algo bueno sobre un libro no me lo creo, me digo que no tiene importancia,