uando eres un niño huérfano cualquier persona es tu dueño.
En las instalaciones del Hospital mental para niños súper dotados, no es la excepción. Absortos de tutores y dejados a su suerte. Muchos de ellos luchan contra el abuso de medicamentos, traumas y torturas para extraer sus potenciales dotes.
Y si la vida de tu pequeña hermana dependiera de ti ¿escaparías?
Eran los planes de 608 cuando el caos comienza y uno de los primeros genera la falla de todas las puertas del edificio, liberando hasta los más fuertes en una batalla despiadada en las tinieblas entre guardias, la vida y la supervivencia de cada uno de ellos.
–611 ¿Cómo se encuentra hoy? –Preguntó el doctor a dos pasos de distancia de la puerta.
–Que te pudras, maldito.
–Estamos de ánimo hoy, te prepararemos para la normopatía –dio algunos pasos–, 610 ¿puedes contarme como mataste a tus padres?
–Yo no los maté, juro que no hice nada, por favor, sáquenme de aquí –sollozaba la niña de la habitación de enfrente– ¿hermana? ¿Dónde está mi hermana?
–Cooperó, y ahora te espera afuera impaciente –el doctor se agazapó frente a los barrotes–, ¿puedes responder a tu crimen?
–QUE YO NO LO HICE –chilló alargando la última palabra. El dormitorio comenzó a calentarse, retorciendo el metal, hasta reventar en pequeñas burbujas fundidas. Un guardia dio asistencia de inmediato al doctor, que tomaba nota de la reacción. Un dardo tranquilizante bastó para calmar a la pequeña.
–Prepárenla para analizarla, puede que tengamos algo bueno –revisó los papeles–, sala 2201 es la más adecuada para retenerla.
Un grupo de hombres de blanco, entraron al dormitorio de la 610, con una camilla a cuesta. Pocos minutos después trasladaban a la niña, atada, entre fajas de cuero, de pies a cabeza. El doctor siguió con su rutina, dando pasos celebres, que hacían eco en el pasillo de los 600. Sentía el sudor en las manos, y caminaba de extremo a extremo del dormitorio para calmar la ansiedad. Tendría una oportunidad, algunos segundos, como mucho un minuto. El doctor se frenaba en el dormitorio contiguo.
–609, mi favorito del corredor –espetó–, ¿Qué tienes para decirnos hoy?
Language | Status |
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English
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Translation in progress.
Translated by Migbell Salcedo
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