Savannah Raleigh ha conocido el dolor de la traición del modo más crudo. Ella no es una mujer débil, pues en el periodismo lo que se necesita es tener agallas. Entre el ajetreo de las coberturas diarias, y la posibilidad de perder su empleo por la crisis que amenaza el periodismo, Savannah tiene que enfrentarse a un acosador que parece desear algo más que solo asustarla. Las complicaciones del día a día aumentan con la llegada de un empresario cortante, solitario, y muy pagado de sí mismo. Nathaniel Copeland parece estar dispuesto a tentarla con lo único que Savannah se prometió no volver a hacer jamás: entregar su corazón.
Con una cicatriz que va más allá de la línea que marca su mejilla derecha, Nathaniel Copeland se ha convertido en un hombre de actitud huraña y desconfiada. Es un empresario importante y huye de la prensa como si fuera la peste, pero la necesita para generar reputación corporativa, y por ello se ve obligado a acudir a ciertos eventos sociales. En medio de una licitación, las sombras de su pasado y una campaña en su contra orquestada por uno de sus competidores, lo que menos espera es conocer a Savannah Raleigh, una preciosa mujer de ojos castaños que amenaza con hacerlo quebrantar su regla de oro: no volver a enamorarse.