Los Angeles de Wakán Tanka
una tierna historia para entender la relación del hombre y el perro
Orlando Eijo nos trae esta vez una nueva manera de entender la relación del hombre y el perro, y con ello nuestra propia naturaleza como seres humanos , tanto biológica como espiritualmente. En esta oportunidad es a través de una tierna historia que dejará en el lector la sensación de una deliciosa brisa de primavera.
Francisco, un hombre viudo con muchos deseos de dar más de sí, acaba de retirarse del trabajo en el que se desempeñó toda su vida. Con sus hijos emancipados, su solitario hogar se vuelve una cárcel silenciosa que lo deprime. Ellos deciden obsequiarle un cachorro border collie para que lo acompañe. Este perrito lo llevará a iniciar una actividad nueva, el disc dog, profundizando en ella al punto de encontrarse con la cara espiritual y profunda de la relación humano canina desde sus inicios, cuando, según la leyenda Sioux, fue el Gran Espíritu, Wakán Tanka, quién envió a los lobos como sus ángeles para ayudar al ser humano a transitar en este paso por la vida.
En las profundas conversaciones de Francisco con su hijo Jorge, psicólogo, el lector encontrará un espacio para aprender conceptos de psicología canina y humana de un modo claro y bello, no solo entendiendo nuestros comportamientos, sino ahondando en el amor a la vida tal como el Gran Espíritu quiso enseñar con sus enviados de cuatro patas. El pequeño border collie provocará grandes cambios en su vida y en la de otros personajes de la historia, historia que el lector devorará de principio a fin con avidez y sin esfuerzo.
Un libro recientemente lanzado y largamente esperado
Orlando Eijo es un referente internacional en materia de psicología canina, y fue quien presentó a César Millan en la TV latinoamericana (Discovery Channel). Si las ventas de los libros de Millan son cuantiosas, podemos esperar una gran repercusión de los libros de quien fue su patrocinador, ahora que por fin saldrán a la venta masivamente.
Orlando Eijo tiene seguidores y alumnos en una gran cantidad de países, ya que ha recorrido el mundo dictando cursos, conferencias y seminarios incluso en las más prestigiosas universidades.
La idea de presentar este contenido de psicología en formato de narrativa, a través de una bella historia que atrapa de principio a fin, dará sin dudas un impulso extra a sus ventas.
El consagrado poeta, narrador, ensayista, crítico, traductor, además de docente en las Universidades de Belgrado, Ljubljana y Venecia, Octavio Prenz, escribió desde Trieste (Italia) respecto de este primer trabajo narrativo de Eijo "la sorpresa ha sido más que agradable, porque sabe contar, con una prosa fluida que despierta el interés del lector y lo invita a seguir leyendo. Para mí el libro tiene dos vertientes muy sugestivas, una para todo lector y, otra, para el lector juvenil, para el cual este texto entra perfectamente en lo que se da en llamar literatura de formación. Mis nietos Juan Antonio, adolescente, y mi nieta Sara, entrando a la adolescencia, lo han leído con entusiasmo. Sobre el contenido me ha hecho descubrir cosas que ignoraba y que enriquecen, (Orlando Eijo) tiene vena de narrador. Y allí donde hay que incluir alguna reflexión o explicación descriptiva sabe encajarla en el contexto de la narración."
En el coche, mientras Jorge llevaba a Melina a su casa, le explicó risueño por la anécdota:
—Lo de la oxitocina no era el nombre. Me estaba refiriendo a que había oxitocina en papá y en el perrito. La mirada a los ojos libera oxitocina, también llamada la hormona del amor. Es una hormona que aparece abundantemente durante el parto de las madres, y su función es estrechar el lazo con el hijo. También se libera oxitocina cuando se mira a los ojos de un perro, esto se comprobó en experimentos en Estados Unidos haciendo análisis de orina en perros y dueños a varios grupos, unos a los que se les indicaba que miren constantemente a los ojos a sus perros, a otros que los miren un poco y a otros nada. La presencia de oxitocina en la orina era abundante en los perros y dueños que se habían mirado bien. En el rostro de papá se evidenciaba la presencia de oxitocina, la mirada del perrito había desatado un lazo muy fuerte en él, y fue por eso que lo mencioné.
—Ah —respondió Melina divertida— yo pensé que querías bautizarlo así, pobre animalito. Está bueno esto que me estás contando, es increíble todo lo que se aprende cuando uno se empieza a meter en la relación del hombre y el perro.
En su casa, Don Francisco se preparaba para la primera noche de su nuevo amigo en casa. Algo desvelado por la novedad y porque todavía no se le había ocurrido un nombre para su mascota.
