Alfredo es un gato negro, el único gato negro de su familia.
A él nunca le ha importado el color de su pelo pero una mañana, sus padres deciden hablar con él. Alfredo debe saber algo muy importante: algunas personas creen que los gatos negros dan mala suerte.
Alfredo se pone triste pero, con el tiempo, descubrirá la suerte que tiene en realidad.
Un libro infantil para niños que incluye numerosas fotografías de gatos.
Genre: JUVENILE FICTION / Animals / CatsLibro de reciente publicación.
Hola a todos.
Este que ves aquí soy yo. Me llamo Alfredo y tengo la gran suerte de ser un gato negro.
Tengo cuatro hermanos y unos padres maravillosos pero, de todos ellos, yo soy el único que tiene todo el pelo negro. Tengo el hocico negro, las patas negras, el rabo negro, la barriga negra y hasta las orejas negras.
¡Qué suerte la mía!
Se puede decir, que siempre he sido el gato negro de mi familia.
Mis hermanos Rubén y Carlos son blancos como la leche, mi hermana Ana tiene el pelo marrón y la cola blanca y mi otra hermana Leticia es tricolor. Leticia tiene un precioso pelo salpicado de blanco, negro y marrón claro.
Y luego están mis padres.
Mi mamá se llama Juana y es una gata gris, y mi padre Rafael es un gato negro y naranja.
¡Como lo oyes! NARANJA
Siempre me he sentido diferente al resto de mi familia.
Ya desde que nací, mis padres supieron que era un gato muy especial.
Como te digo, soy completamente negro. Negro como el carbón, como una sombra, como una noche sin luna ni estrellas.
Mis padres y mis hermanos vivíamos en casa de Mariví, una mujer muy divertida que jugaba con nosotros, nos acariciaba y nos daba toda la comida que queríamos.
¡Todos adorábamos a Mariví! Por eso, cuando se sentaba a ver la tele, hacíamos cola para restregarnos por sus pantorrillas, para acostarnos en su regazo y para darle un buen masaje.
Pero un día, todo cambió.
Yo solo tenía tres meses, pero mis padres decidieron que ya tenía edad suficiente como para saberlo.
Era el momento de hablar conmigo.