Este libro es sobre arte, cine y pornografía. Decir esto, sin más, es ponerlo fuera del alcance de las masas. Por “las masas” se quiere decir a la gente de tu zoociedad, querido lector, tal como tú la conoces. En general, a esa gente no le interesa saber cosas sobre arte y cine, ni los vínculos que esas cosas mantienen con la pornografía. Esto quizá les produce un sentimiento de ignorancia y de inferioridad, pero la mayoría logra sacudírselo de encima diciendo que todo esto, de todo lo que habla este libro, no sirve para nada. Existe la creencia de que el arte, el cine y la pornografía no tienen nada que ver con el mundo tal como esa gente lo vive. Para esta clase de gente, el que este libro sea sobre arte, cine y pornografía significa automáticamente, más por prejuicio que por una cuestión de hecho, colocarlo fuera de su alcance.Es posible que se ganaran lectores si entre las páginas se mezclaran abundantes fotografías de desnudos y de coitos para ilustrar (gráficamente) los razonamientos de cada texto. Pero si en este libro hubiera fotografías de desnudos y de coitos provocaríamos numerosos gruñidos de desaprobación. Con todo, el uso de la palabra “pornografía” cobra un matiz hostil. La palabra “pornografía” simboliza lo obsceno y orgiástico (lo que podría denominarse “el principio de Eros”), mientras que las palabras “arte” y “cine” se refieren a alguien o algo que está inmerso en un ámbito cultural, a una cierta superioridad de status.Los conceptos “arte”, “cine” y “pornografía” no son meramente unas etiquetas, sino algo que penetra y estructura la capacidad de juzgar. El arte, el cine y la pornografía, por tanto, son reconocidos como tales porque los procesos sociales, desde la realidad que constituye el arte, el cine y la pornografía, los han etiquetado como “arte”, “cine” y “pornografía”.
Genre: ART / GeneralEditorial Alvi Books, Ltd es una empresa británica de comunicación de capital íntegramente familiar productor de contenidos culturales, informativos, formativos y de entretenimiento para los mercados de habla hispana. Es uno de los grupos editoriales on-line de mayor éxito en España y América Latina, y figura entre los principales líderes de la autoedición en Europa.
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Desde que el hombre es hombre ha recurrido a la fabulación para explicarse los fenómenos naturales, para establecer vínculos con sus semejantes, para crear una relación imaginaria con lo divino, para preservar el orden existente o bien para entretenerse. Desde los primeros juegos de la infancia aprendemos a imaginar, a fingir, a convertir cosas cotidianas en prodigios y a inventar historias imposibles. El ritual, todo ritual, es también una forma de fabular, de suspender la monotonía y sumergirnos en un juego. Sabemos que la ostia no es la carne de Cristo, y para el fiel, sin embargo, esta verdad es mentira.
En sus orígenes el cine ofrecía la ilusión de poder representar la realidad con absoluta veracidad, pero en poco tiempo se demostró que la cámara tenía el potencial de falsificar el mundo mejor que ningún otro medio del pasado; además, ofrecía la oportunidad única de «validar la ilusión» debido a su cualidad fotográfica. Los cineastas primitivos descubrieron los efectos especiales y los hicieron parte de su vocabulario, de manera que este medio realista se convirtió en lo que se ha dado en llamar «la fábrica de sueños» debido al potencial de materializar mitos y pesadillas en la pantalla.
Nos gusta entregarnos a la fascinación del espectáculo sabiendo que se trata de una ilusión. Nadie en su sano juicio se decepciona al enterarse que el monstruo de la película no existe. El trauma temporal que nos provoca una película de terror es deleitable porque sabemos que se debe a una ilusión. Así, nos acercamos al cine con el deseo de dejarnos llevar por el engaño, pero sin perder de vista la mecánica del mismo.