Mara llega a casa el día de su cumpleaños para ver horrorizada cómo un extraño individuo ha acabado con las tres personas más importantes de su vida. Cuando su momento de morir está cerca, pierde el conocimiento debido una potente y cegadora luz para despertar días después en el hospital...
Durante un año vaga por las calles sin un hogar. De casualidad ayuda a una desconocida durante una discusión, Rubí.
Agradecida por el acto altruista decide presentarle a Shion, también conocido como «El Dragon Negro».
Pero el asesino no ha terminado su trabajo, alguien le pidió el alma de Mara para devorarla, y que se haya salvado del «cazador de almas» solo la pone en una situación peor.
Shion está entre la espada y la pared, su rey la desea, pero su propio corazón se niega a entregarla, a esto ha de sumarse el misterioso salvador de Mara, que tampoco está dispuesto a que un alma como la suya caiga en las oscuras manos de ningún demonio cuando puede estar eternamente a su lado.
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Apenas pudo ver la situación que la rodeaba, porque aquel individuo la lanzó con una fuerza sobrenatural haciéndola caer estrepitosamente al suelo. Al chocar gritó por el dolor que la recorrió, pero inmediatamente se quedó sin voz al ver sus manos teñidas de un rojo oscuro y viscoso que desprendía un olor irreconocible. Alzó la vista con el ceño fruncido y la dantesca escena paralizó por completo cada parte de su ser. El color rojo de sus manos se extendía por toda la habitación humildemente decorada, las manchas llegaban hasta el techo, y ahí estaban.... tres cuerpos descuartizados sobre la moqueta que hacía apenas unas horas había sido de color marrón. Un horrible temblor la abrazó inmediatamente. Estaban muertos, todos aquellos que formaban su mundo, estaban muertos...
Giró la cabeza para ver al causante de aquel dolor indescriptible. Era un hombre joven, de aspecto extraño y aterrador, y tal vez por lo que acababa de hacer o producto de su mente, en aquel instante ni siquiera le pareció humano.
Estaba cubierto de sangre, sonrió al sentir la mirada verde de Mara sobre él, entonces se llevó una mano a la boca y con placer lamió la sangre produciendo un extraño sonido.
—¿Qué...? —el labio inferior le temblaba sin dejarla hablar.
No respondió, volvió a proferir un extraño gruñido y se dejó caer sobre ella. Mara intentó zafarse entre gritos de terror puro, pero su cuerpo había perdido fuerzas y la sangre del suelo la hacía resbalar sin remedio creándole náuseas en el estómago.