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No podía aprovecharme de aquella situación, porque estaba borracho y no sabía si lo hacía de verdad o inducido por el alcohol. No quería retomar nuestra amistad de aquella forma para que no me pudiera recriminar que me propasé con él o que todo fue un craso error. Me haría trizas el corazón.
Así pues, le quité la ropa y lo metí en la cama solo con los calzoncillos puestos. A pesar de su embriaguez, se le estaba poniendo morcillona y, a juzgar por la tirantez de la tela de su ropa interior, pude intuir que albergaba una enorme sorpresa.
No disponemos de datos, el libro acaba de ser publicado.
Iba caminando a lo largo de la Quinta Avenida mientras intentaba esquivar a la marabunta de viandantes que se cruzaba en mi camino a la vez que discutía por teléfono con el último ligue que me había echado. Últimamente mis conversaciones con los chicos que conocía a través de Findr, una conocida app de contactos entre hombres, se habían vuelto clónicas. Ya me daba hasta miedo. En efecto, en menos de una semana mis amigos ya habían visto de nuevo su perfil. Iba buscando marcha de todo tipo.
Aunque no sabía a ciencia cierta si me había puesto los cuernos, lo llamé para cantarle las cuarenta. Los tíos del Findr eran todos iguales, pero poco a poco los iba calando. Te prometen la luna, te dicen que eres la única persona en el mundo entero, que no tienen ojos para nadie más. Ojos no, pero el ojete siempre lo tienen disponible para cualquiera. Como reza aquel dicho tan viejuno: prometer hasta meter y una vez metido, adiós a lo prometido. Eso me solía pasar en los últimos meses.
En general, cuando empezaba a conocer a cualquier chico, le daba una oportunidad y dejaba de intentar quedar con otros. Sobre todo para conocerlo un poco y comprobar si merecía la pena. Pero en los últimos tiempos la gente iba muy desesperada. Solo querían echar un casquete y marcharse sin mirar atrás. Parecían coleccionistas de polvos. El problema conmigo radicaba en que para mí no era suficiente, por lo que intentaban engañarme con un romanticismo fingido para llevarme a la cama. En fin, lo que Findr te daba, Findr te lo quitaba. Aunque no lo iba a despedir sin montarle un buen melodrama.
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English
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Already translated.
Translated by Camilo Fraile B.
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Author review: Camilo delivered a professional translation and we are very glad with his work. He delivered it in time and made an accurate translation. We recommend this Spanish-English translator because he did it very well. Good chance! |
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Portuguese
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Already translated.
Translated by Bruno Soares de Oliveira
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Author review: Bruno es un magnífico traductor profesional. Ha entregado la traducción antes de tiempo, no ha tenido ningún problema y se nota que lo ha hecho con mucho cuidado y cariño. Sin duda, nos gustaría poder colaborar con él en otros proyectos y, por supuesto, lo recomendamos a cualquiera que necesite una traducción al portugués. ¡Un diez! |
