Una promesa de matrimonio.
“Mira, para que no llores más, te digo, que si cuando te hagas grande no hay nadie que se quiera casar contigo, que seguro no va a haber nadie ya que eres tan fea que no se te puede ni mirar, yo voy a casarme contigo. ¿Está claro?, ¿así vas a dejar de llorar?” Elisa lo miró, le sonrió de oreja a oreja y con su manito pequeña se apoderó del dedo pulgar de Alan sellando la promesa que él le acababa de hacer.
Una promesa de amor eterno.
“Te prometo que te amaré siempre”, le dijo Marian a Eduardo.
Marian había sido la mujer más falsa que había conocido, y Eduardo tenía ganas de gritarle en la cara que si fuera la única mujer sobre la tierra preferiría mantenerse célibe antes de caer en sus garras.
Dos mujeres batallando por lograr el respeto en un pueblo lleno de hombres machistas. Una lucha que están decididas a ganar. Y en medio de esa lucha, cargan sobre sus espaldas el peso de promesas realizadas mucho tiempo atrás.
Luego de veintitrés años, ¿qué valor puede tener la promesa de matrimonio que hizo Alan Martín a los siete años a Elisa Parker el día que nació?
¿Qué valor tiene el “te amaré siempre” de una novia que se dio a la fuga y regresó treinta y un años después?
Elisa y Alan, Marian y Eduardo, serán los encargados de averiguarlo en esta historia llena de situaciones divertidas y momentos emotivos.
Cuatro meses en el top 100 de Amazon.com en la categoría romántica contemporánea. Primeros puestos de venta en el primer mes de lanzamiento en Amazon.com. Primeros puestos en Amazon México, y En el top 100 de Amazon España. Novela publicada en Agosto de 2015
Ya estaba por nacer. Habían pasado cinco años desde el día que soñaron con engendrar un hijo sin que la semilla de Eduardo echara raíces en el vientre de Amanda, quien ya no tenía deseos de pensar en biberones y pañales. Pero la niña llegó sin pedir permiso. Así, sin más, se presentó un día llenando a su madre de náuseas y antojos de, frutillas con crema, helado de arándanos, melón con jamón, mayonesa de aves y pollo al curri.
El vientre materno era un bombo que retumbaba en el cuerpo delgado de Amanda. ¿Por qué no la dejaban salir? Pum, pum, pum… Ya estaba harta de estar flotando allí adentro cuando afuera había vida y un mundo hermoso por conocer. Empujó con la cabeza intentando abrir la puerta. La madre sintió que se partía en dos de dolor, gritó y se acuclilló en el suelo esperando que la contracción pasara. Treinta y siete años y encima primeriza. No estaba para estos trotes, menos con una niña que no había dejado de moverse en su vientre. Solo rogaba que no se le arruinara el cuerpo.
Eduardo Parker corrió como alma que lleva el diablo para ayudar a su mujer a levantarse. Era un hombre de cabello del color del trigo. Siete años menor que su esposa, que se hacían evidentes al verlos juntos. Él aún tenía el rostro juvenil y un cuerpo de músculos firmes ganado con el rudo trabajo del campo. Esos Ojos, de color gris claro, reflejaban su mirada cariñosa y su carácter jovial. Era como si sonriera con los ojos, sobre todo en ese momento, cuando el sueño de tener a su hija en brazos ya casi era una realidad.
Language | Status |
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Portuguese
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Already translated.
Translated by Lucimar Costa
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