Las vidas de Alonso Torres y Damián A., se entrelazan inesperadamente dinamitando la armonía que habían encontrado.
Los radiantes colores que el artista atesora se ven opacados al estamparse con la fría realidad.
Las mentiras y presiones enmudecen la felicidad del alto ejecutivo.
Sus mundos colapsan.
Las calumnias y promesas distorsionan sus caminos.
Sus mujeres los aman y ellos se detestan.
La ninfa y la musa se alejan.
¿Lograrán la pintura, la poesía y la música reunir sus corazones?
Ha tenido muy buenas ventas tanto en kindle en amazon como en México en papel.
Con el transcurso de las semanas, Leonardo delega en mí responsabilidades que antes era inimaginable que soltara, nunca me he negado a un trabajo que me haya encomendado, siempre he encontrado la forma y el tiempo para llevarlo a cabo y me siento halagado por la confianza, pero ¡con un demonio!, ¡estoy saturado!
Ha aprovechado para pasar más tiempo con su familia, relajarse, descansar entre el ajedrez y el golf. El viejo ya ha trabajado mucho, se ha ganado ese tiempo libre y si me niego, sé que no le dará esa responsabilidad a nadie más, por lo que me encuentro atado de manos ante sus peticiones, como siempre.
Mi escritorio está que vomita con tantos documentos, pero no puedo continuar con ellos, me gustaría decirle al viejo que se haga cargo él de Carmona, es su maldita venganza, yo ya se lo desarmé, lo debilité, se lo puse en charola de plata; jodido, sin seguridad, atascado en deudas, chantajeado y sin un puto peso para liquidarlas, pero aunque sé que Rojas es perfectamente capaz de protegerlo, no puedo dejarlo ir solo.
Se le ha citado en el privado de un restaurante, no tiene puta idea de quién, pero no es tan estúpido, debe presentir de dónde viene el madrazo, de acuerdo a mi investigación, no tiene más enemigos.
Extraigo del interior de mi saco el frasco transparente con cápsulas de menta para agitarlo, al tiempo que me dirijo al espejo, lanzo una cápsula a mi boca y me aseguro de que mi corbata se encuentre perfectamente alineada. Tomo el portafolio y abandono mi oficina para darle el tiro de gracia a Carmona.