¿Qué ocurre cuando el chico al que amas vive dentro de ti? Sin metáforas, sin poesía.
Ayleen tendrá que soportar con amargura la pérdida de la vida de su chico mientras van de viaje hacia unas merecidas vacaciones. Un idílico oasis donde refugiarse del mundanal ruido. Pero nada saldrá como estaba previsto y el alma de Jeek acabará poseyendo su cuerpo.
¿Qué hacer cuando la persona que más quieres también es la que más daño puede hacerte? Sin llegar a tocarse, sin control. Mirando a través de los mismos ojos, sin poder volver a besarse en los labios, abrazados en la oscuridad del corazón.
Solo Jannette, la extraña bruja de la gruta, podrá devolverles la libertad con su peligrosa misión a través de los mares. ¿O decidirán permanecer atados para siempre?
Descubre esta trepidante y romántica historia paranormal, fantástica y misteriosa. Una aventura por tierra, mar y aire; reconquistando el alma que se desborda del corazón.
Amor, amistad, fraternidad, mar, sirenas, magia, reinos mágicos, cambiantes, hechiceras, brujas, hechizos, sangre y muerte. Una lucha continua por la eclosión de la vida, sus laberintos imposibles y su magia insondable.
Romance paranormal, fantasía juvenil.
Genre: JUVENILE FICTION / Fantasy & MagicSe acercó al acantilado con paso firme y se detuvo justo en el borde, allí donde la tierra desafiaba a las alturas y resbalaba hasta el profundo mar de un azul oscuro. El viento soplaba con fuerza agitando su larga melena negra, que danzaba por el aire como enredaderas venenosas. Una túnica larga de color añil encerraba su cuerpo tibio a aquellas horas de la mañana. El sol estaba naciendo, por fin, detrás de un horizonte más oscuro de lo que debería.
La noche solo había dejado un reguero amargo desfilando por el cielo y esperaba con ansiedad el día que alejara todos aquellos malos pensamientos. Oteó en la distancia donde las enfurecidas olas rompían contra una playa cercana y recordó la noche en que Marco había naufragado en aquella misma arena negra que presagiaba su muerte.
Ni siquiera los años podían quitarle de encima aquella condena en que se había convertido su vida, porque estaba maldita. Obligada a vivir un tiempo que a ella le había sobrado desde el primer momento, a consagrar aquella playa maléfica y devorarla con su magia. A hacer de la arena una extensión de su propia alma, carcomida por la tristeza, embarrada por sus lágrimas.
Se llevó silenciosamente dos dedos a los labios y los besó antes de ofrecérselos al mar en un último intento de ahogar un recuerdo y un suspiro, que siempre iban de la mano. Luego los llevó hacia el cielo y en apenas segundos, el viento cesó.