Este iba a ser el relato de un viaje a pie a través de Galicia, pero ha terminado convirtiéndose en un saco. Un saco repleto de anécdotas, historias y reflexiones, una mochila en la que han encontrado acomodo druidas, cultos mistéricos, mámoas, castros y fortalezas, mouras, xacias, meigas, tesoros escondidos y unturas mágicas.
Seres prodigiosos, pero también otros muy reales: viticultores heroicos, peregrinos, bandoleros, maquis, y albergues, cruceiros y petos de ánimas, las minas de hierro de A Pontenova, el wolframio y los incendios, los carballos y los eucaliptos, los cañones del Sil, el monasterio de Oseira y un monje pintor.
Y más, mucho más: pueblos abandonados, el astuto arzobispo Xelmírez y la reina Urraca, cuernos de piedra y piedras que abalan, los espíritus de las fuentes, el Padre Miño, esconxuros, los romanos, contrabandistas, arrebatos místicos, la gran revolución de los irmandiños, el tren y los ataques vikingos, la raia húmida y Pedro Madruga.
¡Ah! Y mosquitos asesinos, moscas pegajosas, moteros italianos, furgoneteros asturianos y chorizos muy, muy picantes. Todo en compañía de una nutrida hueste de vacas, ovejas, corzos, canes mansiños, osos, lobos, raposos, lampreas, pulpos —cómo iban a faltar— y otros muchos animales…Sí, se me ha ido de las manos: lo que iba a ser un simple viaje a pie través de Galicia se ha convertido en mucho más: en una incursión por la historia, la geografía y la geología de Galicia, por su flora y su fauna, la evolución y la meterología, las creencias, las costumbres, la vida campesina y esta forma de ser nuestra tan… nuestra.
Pero ¿qué le voy a hacer? Al cabo, soy gallego, y los gallegos siempre damos muchas vueltas para llegar, que la línea recta nos parece muy aburrida…
Genre: TRAVEL / Europe / Spain & PortugalEl libro ha sido número uno en ventas en Amazon.es en varias ocasiones. Como autor y bloguer, tengo una numerosa comunidad de lectores que me siguen en Facebook (más de 7500 seguidores) y en mi propio blog (60.000 visitas mensuales).
El camino empieza descendiendo hasta el pequeño río Ferreira, un afluente del Miño. Nos aproximamos a la ribera con cautela: la hora temprana, la tranquilidad del lugar y la ausencia de personas es perfecta para sorprender a alguna criatura de las aguas, quizá una moura peinándose sus rubios cabellos. O quizá una coca o tarasca, criatura monstruosa y temible donde las haya, con cuerpo de dragón y cola de serpiente, que vive en las aguas del mar o de los ríos y que gusta de devorar a los incautos.
—En realidad no deberíamos preocuparnos por si hay una coca —le comento a Ángel para que se tranquilice. Al cabo, él es de fuera y no conoce bien las costumbres de los gallegos—, la única coca que queda, que se sepa, suele andar por Redondela, que está bien lejos de aquí. Antes tenía primos y primas por todas partes, pero la gente cada vez les hacía menos caso, así que la mayoría se han marchado, imagino que en busca de un lugar donde puedan meter un poco de miedo. De todas formas, ni aunque apareciera una coca deberíamos preocuparnos mucho, prefieren a las doncellas, los tipos correosos como tú y como yo no están entre las preferencias de su menú.
—Me dejas más tranquilo, oye.
—Otra cosa son las lumias.
—Ya decía yo. ¿Y eso qué es?
—Uf. A las lumias mejor ni mentarlas, compañero....