La Profecía by Jessica Galera Andreu

Los drágnars han despertado y, con ellos, la guerra.

La profecía

Los magos de la Cima de Odín han hallado una profecía que concede esperanza en la lucha de hombres, élars y óhrdits contra los temibles dragnars; una profecía que los insta a luchar unidos bajo el símbolo de las llamas de la Alianza. Sin embargo, la traición de uno de los tres reinos elegidos, sumirá a Askgarth en una terrible oscuridad. ¿Lo contemplaría, acaso, la profecía?
El discurrir del tiempo, la calma tensa y el olvido amenazan con enterrar la guerra bajo la engañosa apariencia de la paz pero los inesperados ataques a su aldea le recordarán a Ezhan que el imperio dragnar es un enemigo adormecido aunque todavía vivo, presente y henchido de ira y sed de venganza.
Conocer a la fría y distante Yara, lo pondrá sobre un camino muy alejado de las metas que se marcase de niño, un camino con destino hacia el Inframundo, hogar de los nigromantes e hijos de la muerte, donde paradójicamente empezará a ser dueño de una vida que no podía imaginar.

Genre: FICTION / Fantasy / General

Secondary Genre: FICTION / Fantasy / Epic

Language: Spanish

Keywords: fantasía, juvenil, épica, guerras, batallas, romance

Word Count: 113.145

Sample text:

El patio de la fortaleza era un hervidero de hombres y caballos. El sol apretaba con fuerza y los gritos y órdenes no tardaron en llamar la atención del rey Valian, que ni siquiera necesitó del anuncio oficial para acudir al encuentro de su ejército. Estiró el cuello y buscó un rostro entre la multitud.

—¡Seizan!

Se escurrió entre los hombres como uno más y aunque los soldados palidecían al verlo sin haber tenido tiempo de expresar el protocolario saludo, él hizo caso omiso y se limitó a colocar su mano en el hombro de cada uno de aquellos con los que se cruzó hasta alcanzar a su hijo, que desmontaba ya de su caballo.

-Seizan -repitió.

—¡Padre!

-¿Cómo ha ido todo, hijo?

Príncipe y rey se fundieron en un caluroso abrazo y Seizan disimuló una mueca de dolor.

-Una buena campaña -respondió mientras se apartaba-. Los escarpados desfiladeros de Guildar facilitan las emboscadas y esta vez los atrapamos de lleno.

El rey dejó escapar el aire, como si lo hubiera retenido en sus pulmones durante horas.

—No llegaron informes halagüeños -le explicó a su hijo-. Temí que hubiera podido sorprenderos un número mayor... Por fortuna todo ha ido bien.

—He perdido a una docena de hombres —respondió Seizan, disgustado.

Valian lo miró, consciente de lo difícil que aquella circunstancia se le hacía a su hijo. Volvió a echarle el brazo por encima del hombro y lo atrajo hacia sí en un gesto cariñoso.

—¡Bienvenido a Ászaron, hermano!

 

 


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