Puede que hayáis escuchado mi nombre. Soy Brannagh el Calcinado; para algunos, un héroe del pueblo; para otros, un vulgar criminal perteneciente a La hermandad del Cerro Negro. Pero, en realidad, no sabéis nada. Hubo un tiempo en el que se aclamaba el apellido Munroe con orgullo y sin temor. De hecho, gozaba de gran reputación en todo el imperio auriano. Incluso un comandante de la guardia del emperador llegó a ostentar ese ilustre apellido en tiempos lejanos. Yo tuve el honor de servir a lady Dinah Munroe, hermana del príncipe Roland, como capitán de la guardia. Lo cierto es que ni su grado de parentesco con el regente de la provincia de Anglia ni su amistad personal con el emperador detuvo la mano del príncipe a la hora de aplicar lo que ellos llaman justicia.
Genre: FICTION / Fantasy / EpicAún no era mediodía cuando Kate Munroe escuchó tres golpes secos al otro lado de la puerta. Se las había ingeniado para quedarse a solas al decirle a su madre que quería dormir un poco y así estar más descansada para anunciar su compromiso por la noche.
—Mi señora, soy Brannagh –anunció el recién llegado.
Kate abrió la puerta al capitán de la guardia personal de su padre y, tras asegurarse de que nadie lo había visto entrar, volvió a cerrarla. Aquel joven era por entonces un hombre apuesto y atlético, de largos cabellos negros y grandes ojos almendrados de color verde oscuro. Además gozaba de la confianza absoluta de los miembros de la casa Munroe, como demostraba la gran amistad que compartía con Kirk, el mayor de sus hermanos.
—Aún no estoy muy segura de que sea una buena idea –confesó Kate entre susurros–. ¿Cómo haremos para salir del castillo sin ser vistos?
—No os preocupéis por eso –contestó Brannagh–. Poneos estas ropas y seguidme. Él nos está esperando en las afueras de la ciudad.
Lady Kate estaba decidida a disfrutar de un último momento de pasión junto a su amante, el highlander que le había arrebatado el corazón desde el primer instante en el que se habían cruzado sus miradas cuando apenas eran unos críos: Rikjard Skelhorn.
No tuvieron muchos problemas para salir a hurtadillas del castillo. Todo el mundo parecía estar muy atareado con los preparativos de la boda. El joven capitán tenía dispuestos los caballos, así que partieron sin demora a tan ansiado encuentro.
Language | Status |
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English
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Translation in progress.
Translated by Kris Arnaiz
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Portuguese
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Translation in progress.
Translated by Alejandrina Dominguez
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