El profesor Salvatierra decide presentar los resultados de sus trabajos en un congreso científico que se celebra en Rusia, en Vorosova Gora, en la época post-soviética, sin ser consciente de que sus investigaciones sobre un nuevo material perjudican a intereses de empresas internacionales con base en Estados Unidos y Alemania. Un robo en un hotel de Moscú, una manipulación en los ordenadores de un laboratorio en Madrid, un extraño accidente en el metro, un supuesto investigador americano con identidad falsa o un crimen durante la celebración del congreso en Rusia son algunos de los episodios que tienen lugar en el entorno de Salvatierra y sus colaboradores. Personajes vinculados al congreso ruso y ejecutivos de empresas extranjeras se mezclan en turbios negocios de sobornos, corrupción y prostitución encubierta. Salvatierra y su pareja, su antigua alumna Cristina, se ven en peligro e intentan desentrañar el motivo de todo lo que pasa a su alrededor en el congreso de Vorosova Gora.
Genre: FICTION / Crime
Editado en 2005 por Editorial Meteora.
Publicado como e-book en Julio de 2015
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El despacho que, como director, tenía Antono Casares, igual que la sala de reuniones, se había conservado con el estilo antiguo de cuando se fundó el instituto. Eran los únicos recintos que se habían conservado de aquella manera, en buena parte debido a los objetos de valor que contenían. El despacho, con dos ventanales era luminoso y aunque era muy amplio daba la sensación de comodidad que muchas veces proporciona el predominio de la madera. El suelo, cubierto con una alfombra gruesa, era de madera, igual que el panel que cubría una de las paredes y las estanterías abarrotadas de libros que ocupaban el resto de los muros. En un lado había una mesa de reuniones con seis sillas y en otro un tresillo de cuero marrón. De espaldas a la ventana se sentaba Casares frente a su enorme mesa de despacho llena de montones de carpetas y papeles. A un lado, otra mesa, formando ángulo con la primera contenía un ordenador y otro material informático.
Debido a las dos horas de desfase horario con Moscú, Casares había esperado al día siguiente por la mañana para llamar a su colega ruso y tratar de averiguar qué pasaba con el trabajo de Salvatierra, que al parecer se había perdido.
— ¡Aló!— le contestó como un trueno la voz de Zaitsev
Casares le saludó en inglés y después de un par de frases de cortesía fue al grano.
—Yuri, quería preguntarte por un trabajo de la Universidad de Madrid que han enviado al MAPEP. El otro día cuando nos reunimos en Stuttgart no estaba.
—¿De Madrid? No sé. No recuerdo nada de Madrid. ¿Seguro que lo han enviado?