El Caleuche y la magia del impuesto Pigouviano by Claudio Pardo Molina

En la brumosa isla de Chiloé, donde los mitos navegan junto a las mareas, Pigouviano, un joven curioso y astuto, descubre un problema que pone en peligro a la comunidad: la contaminación causada por la producción masiva de gorros de lana mágicos. A simple

El caleuche y la magia del impuesto pigouviano

En la brumosa isla de Chiloé, donde los mitos navegan junto a las mareas, Pigouviano, un joven curioso y astuto, descubre un problema que pone en peligro a la comunidad: la contaminación causada por la producción masiva de gorros de lana mágicos. A simple vista, parecen un buen negocio, pero esconden un oscuro secreto: el Mandinga, el astuto diablo chileno, ha convertido el legendario barco fantasma, el Caleuche, en una fábrica de explotación y contaminación, esclavizando a los brujos economistas de la Recta Provincia para mantener su lucrativo comercio.

Junto a Don Salomón, el sabio de la isla, y su leal pero siempre bromista amigo Cuchivilu, Pigouviano comprende que la clave para corregir esta injusticia está en aplicar un impuesto Pigouviano, que obligue a los contaminadores a pagar por los daños que causan. La idea es simple: si la producción de gorros de lana baratos está destruyendo la isla, entonces los responsables deben compensar a la comunidad y fomentar alternativas sostenibles, como el aloe vera para curar las quemaduras provocadas por el sol abrasador.

Pero el Mandinga no se quedará de brazos cruzados. Utilizando trampas y engaños, logra suplantar a Don Salomón y manipular las balanzas mágicas de la isla para seguir controlando la economía en las sombras. Con su carisma y mañas, convence al Trauco y la Pincoya de que él es la solución, haciéndolos caer en un hechizo que los convierte en sus aliados involuntarios.

Con la corrupción extendiéndose como una red de lana enredada, Pigouviano y su equipo deben actuar rápido. Gracias a la astucia de Cuchivilu y al arrepentimiento del Camahueto, que descubre el fraude, desenmascaran al Mandinga, quien, furioso, intenta huir cubierto en una cortina de smog. Sin embargo, la comunidad, harta de sus artimañas, decide enviarlo lejos, en un exilio cómicamente aterrador: a lomos del Chonchón, un aterrador ser con cabeza humana y orejas gigantes que vuela por las noches emitiendo su escalofriante “¡Tué, Tué!”.

Pero la historia no termina ahí. La isla de Chiloé enfrenta nuevos desafíos. El cambio climático, legado del abuso del Mandinga, afecta la vida cotidiana con tormentas y cambios de temperatura. Además, el Gobierno Central, al ver la prosperidad de la isla, quiere meter mano en la economía imponiendo impuestos absurdos. Pigouviano y su equipo deben negociar hábilmente para evitar que la comunidad caiga en nuevas trampas burocráticas.

Con el tiempo, Pigouviano se convierte en el líder de la isla, sucediendo a Don Salomón, quien se jubila dejando un sistema de libre comercio justo y sostenible. Pero antes de retirarse por completo, Pigouviano decide dar una última lección a las nuevas generaciones, asegurándose de que nunca más un Mandinga se aproveche de su pueblo. Con la ayuda de la Pincoya, el Camahueto, el Basilisco Chilote y, por supuesto, Cuchivilu (quien nunca pierde la oportunidad de hacer un chiste sobre comida), enseña que la clave de una sociedad justa es la educación, la transparencia y la participación de todos.

Y así, entre risas, milcaos bien fritos y una comunidad más unida que nunca, la historia de Chiloé se convierte en un ejemplo de cómo la inteligencia, la justicia y el humor pueden vencer incluso a los diablillos más astutos.

Genre: FICTION / Action & Adventure

Secondary Genre: FICTION / General

Language: Spanish

Keywords: Mitología, Finanzas, Impuestos, Educación, Humor

Word Count: 9617

Sample text:

Capítulo 1: Cuando el sol te deja más frito que un milcao

En la mística isla de Chiloé, donde la niebla danza entre los árboles y las leyendas susurran en el viento, vivía un joven al que llamaban Pigouviano. Rodeado de tradiciones milenarias nacidas de volcanes semi-activos, bosques ancestrales, palafitos y el desbordante mar Pacífico, su vida transcurría en armonía con la naturaleza y las historias de antaño.

Le decían Pigouviano por el origen latín de la palabra pipiare, referido al sonido de los pichones o palomas jóvenes de la isla de Chiloé, en el extremo sur del mundo. Un nombre que llevaba con orgullo, aunque más de una vez le habían dicho: 

—¡Ah, así que eres Pigouviano! ¿Y vuelas o solo caminas con estilo?

Pigouviano honraba su nombre, ya que estaba asociado a personas pacíficas o que buscan la paz, ya que tradicionalmente la paloma, es usada como un símbolo universal de la paz.

 


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