No esperes leer lo de siempre, bienvenido a la neoliteratura.
“¿No les he explicado nunca la mutación reptiloide que sufre una de mis manos? Mis amistades pueden confirmarlo... Una correlación de escamas duras y verdosas acoraza una de mis extremidades obligándome a descansar de la escritura en los estadios más críticos. ¿No me creen?”.
En cualquier momento puede suceder lo más inesperado: un sentimiento, una disrupción, un asesinato...
Sé que tenéis demasiadas cosas en la cabeza y poco tiempo para llevar a cabo vuestros propios objetivos personales (las empresas se encargan de los suyos con vuestro tiempo), pero no os abandonéis a no leer y a ser solo unos simples consumidores de productos mentales asequibles. Hacerlo requiere esfuerzo, pensar también.
Bienvenidos a una miscelánea de relatos, historias truculentas, teatro, citas, pensamientos, cartas, fragmentos... Nunca has leído un libro igual a este.
Recién publicado. Sin datos
El pozo
La insidiosa congoja que me oprime nace de las aguas profundas del pozo. Hondo, oscuro, húmedo, solitario... Los manantiales que gestionan las emociones, se alteran tras intensos movimientos telúricos convertidos en tsunamis de desazón, amargura, inquietud y hasta locura. ¿Por qué no? ¿Te crees normal por estar leyendo estas palabras desde la comodidad de tu diván? Vas a morir igual que yo, ¡cerdo!... Disculpa mi agresividad o no, me es indiferente; solo Dios va a juzgarme y aún dudo de su existencia. Aún tengo tiempo de tener fe, creo, aunque hasta que no salga del pozo no quiero ni siquiera intentarlo. ¿Los barrotes? Son lo de menos, no pueden ni podrán encarcelar mi alma, ¿el cáncer?, solo roerá mi cuerpo; que se joda junto al hierro que me encierra y que también lo sufre en forma de orín (Y no por eso es menos). Es la conciencia universal la que no me permite sobrellevarlo, que hija de puta; Cristina, también.
—No me dejes —gritó
Fue lo último que escuché al atropellarla con el coche, ¡cerda! Prefirió matarse frente a mí, antes de convencerse de que ya no la amaba. ¿Entiendes lo de la cárcel ahora, comodón? Y no, no me han reventado el culo... todavía. Tener cáncer es una ventaja, crea compasión hasta en las almas más corrompidas, supongo.
—Yo te absuelvo de tus pecados.
—¡Y una mierda!, no es tan fácil.